El confinamiento afecta en especial a la primera infancia, a los niños menores de 7 años, ya que está afectando a todas las áreas clave de su neurodesarrollo (desde elmovimiento, a las relaciones sociales, el juego o el aprendizaje). El hecho de no poder estar con sus amigos, familia, profesores, ni poder ir al parque a correr y jugar; sumado a la dificultad para comprender la situación, al miedo, y a las condiciones que vean en casa (con padres con problemas laborales, económicos o familiares enfermos), les puede generar ansiedad, frustración, estrés, que no saben elaborar porque aún no son maduros para hacerlo.
Según estudios sobre las consecuencias del aislamiento en pandemias anteriores o catástrofes, se cree que la proporción de niños con estrés postraumático es cuatro veces mayor que la de otra situación.
Lo que está claro es que no lo va a vivir igual un niño cuyos sus padres sigan trabajando, que no tengan problemas económicos, que no haya nadie enfermo en la familia, al niño que viva cualquiera de estas situaciones, que, junto al no poder salir de casa puede crear un trastorno de estrés postraumático más adelante. Los síntomas suelen aparecer unas semanas después del trauma, aunque a veces tardan meses o incluso años en manifestarse. Los principales son:
Pesadillas aterradoras o recuerdos vívidosque parecen tan reales como el propio trauma.
Temor a las personas o lugares relacionados con la situación. Por ejemplo, a salir a la calle, o a ver gente.
Arrebatos de rabia. Además, el niño podría tener dificultades para dormir o concentrarse, parecer muy nervioso y quejarse de dolores de cabeza u otros problemas de salud.
En
general, muchos niños
pueden encontrarse mal
sin llegar a tener este trastorno. Los síntomas más habituales son:
dificultad para
dormir, problemas con la comida, enuresis, irritabilidad, rabietas
frecuentes, tics nerviosos, cambios de humor, etc.
Para ayudarles,
es importante que expresen
sus sentimientos, que
hablen de sus miedos y transmitirles
calma, esperanza y seguridad.
Mostrarles afecto a
menudo.
Asimismo, organizar sus días con rutinas de actividades variadas, puede ayudarles mucho. Por ejemplo, tiempo para jugar solos y con los padres, ejercicio, actividades creativas (cantar, bailar, dibujar, pintar mandalas, manualidades), lectura, estudios. También tiempo de llamar o hacer videollamadas a sus amigos y familiares. Es importante controlar el tiempo que pasan delante de las pantallas, que se ha multiplicado mucho en estos días y puede crear adicciones.
El estado de los
niños depende mucho de su edad y de su carácter. Los niños más
tranquilos y caseros, lo van a llevar mucho mejor. Quienes más lo
sufren son los niños inquietos, nerviosos y activos, así como los
más pequeños.
EEn
primer lugar, comentar que estas salidas son muy valiosas para
el bienestar y desarrollo psicológico en
especial de los menores de 6 años,
ya que en este periodo de edad «los estímulos ambientales son
sumamente importantes para el desarrollo cognitivo y social» del
niño.
Hay
que tener en cuenta que muchos niños tienen
miedo de salir a la calle y hay que motivarles. Un diario para
preparar la salida, viendo el recorrido. Se puede hacer en forma de
cómic, si no les
gusta escribir. Ahí les explicaremos lúdicamente
qué
pueden hacer y qué no.
Al llegar a casa haremos otro diario para ver cómo se ha sentido el
niño, lo que más le ha gustado y lo que menos. Si le ha resultado
corto o largo el trayecto.
Para
practicar con la distancia máxima permitida, podemos cortar una
cuerda que mida 2m y jugar a ir con esa distancia, para que la
interioricen. Nos podemos llevar la cuerda a la calle.
También
se puede practicar en casa con
juegos, simulando que estamos en la calle y las dificultades que nos
podemos encontrar, como
por ejemplo: encontrarse
con otras personas o niños, con amigos, con objetos en la calle.
Cómo actuar si han tocado algo (banco,
escaleras, basuras, señales, etc).
En
la web psicologiadenia.com, pueden encontrar algunos pictogramas que
ayudarán. También os servirán para recordarles las normas. Podéis
hacer un collage con ellas. O las podemos pegar a un palo de un polo
o un cartón simulando que son señales de tráfico, cuando nos
aproximemos a uno de esos objetos.
Es
importante ver
el juguete que van a llevar, cómo lo van a usar y cómo lo lavarán
al llegar a casa.
Habrá que tener un cuidado especial con las pelotas. Habrá que
recordarles que no se la podrán pasar a otra persona que no sea de
la familia que convive con él.
También
es importante que
se entrenen en el uso de mascarillas para los más mayorcitos y
el lavado de manos durante el paseo y sobretodo al llegar a casa.
Si
nuestros hijos
son menores de 6 años, es mejor que los adultos salgan con cada uno
de ellos por separado, ya que son más activos e impredecibles. Nos
adaptaremos a su carácter, ya que hay niños pequeños muy maduros
y niños mayores muy inmaduros.
Desde hoy ya pueden salir los niños menores de 14 años a la calle. Para facilitar la tarea, podemos usar pictogramas, tanto para preparar la salida jugando en casa con ellos, como en la calle, como si fueran señales de tráfico. Podéis adaptarlas a vuestro gusto.
El confinamiento puede prolongarse hasta el 9 de mayo, aunque ya se escucha el anuncio de la ‘desescalada’.
Sí, se está haciendo largo, y por eso es importante manejar la ansiedad alimentada por los miedos. En estos momentos el miedo tiene muchos nombres, pero no hay respuestas ni soluciones porque todo depende de cómo vaya evolucionando la situación general. Los pensamientos recurrentes sobre el futuro nos alejan de la tarea más importante que tenemos HOY: pasar cada día lo mejor posible.
No está en nuestras manos cambiar la situación general, pero sí la personal. El camino es seguir atendiendo nuestras rutinas, no perder nuestras motivaciones, apoyar a quienes viven con nosotros y a los que están del otro lado de la pantalla cuando los vemos flaquear, apoyarnos mutuamente, ser amables y cariñosos, disfrutar de los pequeños placeres que nos hacen la vida más agradable, y reír un poco cada día.
Como decía Chaplin: «Un día sin risa es un día perdido»
La crisis que estamos viviendo todos en este momento causada por la pandemia Covid-19, nos puede provocar un aumento de la ansiedad, que es una emoción normal que se experimenta en situaciones amenazadoras.
El estado mental de
ansiedad y miedo se acompaña de cambios fisiológicos que
preparan para la defensa o la huida, como un aumento de las
palpitaciones, sudoración excesiva, sensación de ahogo,
aceleración de la respiración y una mayor tensión muscular.
La atención se centra en la situación amenazadora, excluyendo otros
asuntos. Pueden sumarse también temblores, angustia,
diarrea, insomnio, pesadillas y dolor de cabeza.
A nivel emocional, se
experimenta miedo, inquietud, alarma, excesiva preocupación,
pensamientos repetitivos que no
se pueden controlar, necesidad de huída,
entre otros.
La obligación de
quedarnos en casa puede acentuar estos síntomas, añadiendo
una gran sensación de agobio, que empeora si nuestra casa es
pequeña y si no disponemos de balcones, terrazas, patios o jardín.
O si sólo podemos salir para comprar o tirar la basura (no tenemos
perro, ni familiares de los que ocuparnos, ni podemos trabajar).
Este confinamiento puede
hacer que nos enfademos por tonterías, que estemos más bruscos,
impulsivos, más sensibles, a flor de piel. Asimismo, la
incertidumbre de no saber lo que va a pasar, empeora todos
estos síntomas, así como la falta de control sobre la situación:
no sabemos cuando volveremos a nuestra vida, como será, cómo nos
irá en el trabajo, o en el caso de que nos hayan despedido, si
encontraremos uno nuevo. No sabemos si podremos relacionarnos de
nuevo tal y como estábamos acostumbrados, si podremos viajar,
disfrutar de la naturaleza cuando nos apetezca, etc. Nos cuestionamos
qué va a pasar con los estudios de nuestros hijos.
Muchas personas suelen huir de la realidad ante las dificultades: trabajando más horas de lo habitual, quedando con mucha gente, teniendo numerosas actividades fuera de casa, presentando alguna adicción (drogas, alcohol), haciendo mucho deporte al día (vigorexia), yendo deprisa a todos lados, comiendo demasiado, estando en constante búsqueda de relaciones sexuales furtivas, haciendo deportes extremos, estudiando demasiado, enfocándose únicamente en los hijos, jugando a videojuegos durante horas, comprando en exceso, etc. Es evidente que con el confinamiento va a producir un aumento del malestar y, para las personas evasivas en especial. La intención oculta es la de distraerse lo más posible de sí mismos, de su dolor, de su entorno, de su problema concreto. Recuerda que huir de la realidad es en sí una forma de evitación que no lleva a la solución del problema. Con el tiempo, el problema puede volverse más complejo y acabar llevando a la persona a una crisis de ansiedad, o a enfermarse por estrés emocional. Además de que las situaciones, relaciones, sensaciones que se evitan de este modo vuelven la vida plana y le roban parte de su riqueza y sentido. Por ejemplo, el hombre que trabaja en exceso, puede estar huyendo de alguna situación en casa que no quiere enfrentar con su mujer o hijos. Podría ser que tuviera problemas de pareja, o dificultades a la hora de imponer límites a sus hijos y educarlos, o incluso falta de habilidades a la hora de jugar con ellos o divertirse. Cada quien tendría que enfrentar aquello que evita para vencer este mecanismo de defensa que forma parte de la armadura de carácter. Y ahora el confinamiento nos pone todo esto delante. Ahora es el momento de un retiro interior que nos ayude a analizar la realidad de la que tratamos de escapar y a buscar soluciones.
¿Y cómo afrontar la ansiedad mientras “nos quedamos en casa”?
En primer lugar, debemos evitar la sobreinformación, ya que puede influir en nuestro estado emocional, dando lugar, en algunos casos, a conductas de alerta que se muestran poco eficaces a nivel personal y social. De hecho, puede generar obsesión y que no podamos dejar de pensar en otra cosa que no sea la enfermedad, o la preocupación por enfermar, desarrollando conductas como la necesidad de estar permanentemente viendo y oyendo informaciones sobre este tema. La preocupación desmedida también puede provocar dificultad para concentrarse o interesarse por otros asuntos, de forma que cuesta desarrollar labores cotidianas, pues el miedo les paraliza.
Para
luchar contra el miedo injustificado, es necesario contar
con información real y datos fiables, evitando
imágenes alarmistas. Es esencial “una
actitud optimista y objetiva”
sin menospreciar las actitudes de higiene y prevención que
recomienden las autoridades sanitarias. Tampoco
conviene “hablar permanentemente del tema” y
es recomendable el
apoyo de la familia y amigos, así como mantener la calma y no
sobredimensionar el problema.
Por otro lado, algo que podemos hacer cuando nos encontremos mal es escribir todo lo que nos está pasando y analizarlo y luego anotar los datos objetivos que justifican este comportamiento. Tengo sintomas? Me encuentro mal? He estado en contacto con alguna persona enferma? No me voy a adelantar ni a generar ansiedad anticipatoria. Si no tengo unos datos objetivos, es un pensamiento irracional y, ante esto, hay que desecharlo y no dedicarle más tiempo. No me pre-ocupo. Ya me “ocuparé” más adelante si ocurre.
Y, por el contrario, voy a focalizar la atencion en lo que sí puedo controlar: cocinar, leer, estar con mis hijos, escuchar música, actividades creativas, meditar, hacer ejercicio, etc. Eso sí que depende de ti. Es bueno que escribas y te repitas las siguiente afirmación: “Estoy tomando las medidas para no contagiarme y ahora continúo con lo que estoy haciendo y sigo con mi vida”. Al escribir, le doy volumen al pensamiento. Implico la vista y el tacto, y eso me va a ayudar a focalizar mejor ese cambio de pensamiento. Es importante que aceptes tus emociones y no luches contra ellas, que hables de cómo te sientes con la gente que pueda escucharte y comprenderte, y que no te juzgue ni te de excesivos consejos.
Una de las cosas que más nos ayudan ante una crisis de ansiedad es
la práctica de la respiración. Respira varias veces lenta
y profundamente cuando estés alterado, llenando la parte baja de los
pulmones (respiración abdominal). Existen muchas relajaciones
guiadas por youtube que te pueden ayudar.
Por otro lado, el movimiento puede ayudarnos a disminuir la
ansiedad y el estrés. Muévete, aunque sea en casa, no estés
mucho tiempo sentado. En este momento hay infinidad de opciones por
las redes sociales para realizar cualquier tipo de ejercicio
(fitness, baile, yoga, pilates, tonificación, cardio, etc). Pero, si
esto no te va, barre, friega, ordena, limpia con el trapo, cocina,
pasea por el pasillo. Hagas lo que hagas, el objetivo será que tu
cerebro ponga toda la atencion en lo que estás haciendo.
Asimismo, fomenta tus relaciones sociales, que están
limitadas. Llama o haz videollamadas a tus amigos A través de
internet, juega con gente que no conozcas (parchís, ajedrez, etc).
Centra tu atención en lo que vas a hacer ahora, o como mucho en
el día. Plantéate objetivos fáciles y realistas y cúmplelos.
Afloja el ritmo de lo que tienes que hacer. Un ritmo más lento es lo
que nos esta pidiendo la vida ahora, más adaptativo.
Es
importante alimentarse de una forma equilibrada, ya que, una forma de
“huir de la realidad” es a través del exceso de consumo de
ultraprocesados. Éstos son, entre
otros: bebidas azucaradas, precocinados, bollería, carnes
procesadas, galletas, lácteos azucarados, postres, dulces, cereales
refinados, pizzas, nuggets, barritas energéticas o dietéticas,
etc”. Hay otros
productos
procesados
(sin el ultra) que sí son saludables, porque o no interfieren o
mejoran la calidad
del alimento:
buenos ejemplos serían el aceite
de oliva, los quesos artesanos, las conservas de pescado, verduras o
legumbres, además de las hortalizas o pescados congelados.
Finalmente,
hay que insistir en la importancia de un buen descanso.
En general,
un adulto necesita entre 7 y 8 horas de sueño por noche. Los bebés
generalmente duermen unas 16 horas diarias. Los niños pequeños
necesitan unas 10 horas de sueño, mientras que los adolescentes
necesitan, al menos, 9 horas. Para lograr el máximo de los
beneficios restauradores del sueño, es importante
lograr una noche completa de sueño de calidad.
Muchas cosas pueden interrumpir el sueño. Los estimulantes tales
como la cafeína
o algunos medicamentos
pueden mantenerte activo.
Las distracciones como aparatos electrónicos (en especial la luz de
televisores, teléfonos celulares, tablets y lectores electrónicos)
pueden evitar que uno se duerma o descanse bien.
Espero
que estos consejos te sean de utilidad. En el caso de que continúes
con malestar, ansiedad, pánico, estrés, etc, es recomendable que
solicites ayuda profesional. Recuerda que en el Gabinete de
Psicología y Pedagogía Familiar, estamos a tu disposición online
hasta que acabe el periodo de alarma.
Ya hemos superado un mes de retiro en casa. Una experiencia tan dura y profunda como la que estamos viviendo pone a prueba nuestra paciencia, flexibilidad y resiliencia. Es una situación común a todos que cada uno vive en sus particulares circunstancias: en soledad, en pareja o en familia, y en cada una de ellas se nos plantean diferentes desafíos día a día. Esta crisis social nos está haciendo tomar consciencia de nuestra fragilidad y esto debe ayudarnos a pensar en nuestra vida anterior y decidir qué es lo que queremos conservar y qué es lo que queremos cambiar para estar más a gusto con nosotros mismos y con las personas que amamos.
Ya sabemos que tendremos que seguir en casa hasta el 26 de abril, y que las medidas tomadas están siendo efectivas para frenar contagios.
Es más importante que nunca respetar las recomendaciones, y en este retiro obligatorio conectar con lo mejor de nosotros mismos. Las situaciones de emergencia nos empujan hasta donde creemos que están nuestros límites, pero en ellas descubrimos que podemos ir más allá de lo que pensábamos.
En estas tres semanas que llevamos retirados en casa, ya hemos comprobado que en las condiciones que estamos viviendo es fácil pasar momentos de ansiedad y desconcierto, y también de impaciencia e irritación. Ante la incertidumbre que nos plantea la nueva realidad, nadie está exento de las subidas y bajadas del estado del ánimo. Recordad que esto es transitorio y que en estas circunstancias vuestras rutinas diarias son de extraordinaria importancia. Y no os olvidéis de pasar unos minutos al día a solas para reconectar con la calma. Salud y fuerza.
Mientras el Gabinete esté cerrado ofrecemos sesiones de terapia online para quienes lo necesiten.
Os recomiendo que os dediquéis algunos minutos por día en un rincón tranquilo de la casa donde podáis estar solos y sin interrupciones. Elegid una música relajante para respirar profundamente, oxigenar el cuerpo y recuperar la calma. Algo fundamental en estas condiciones de soledad o de convivencia familiar a las que no estamos habituados y que nos plantean muchos desafíos. Unos pocos minutos al día sólo para nosotros. Lo agradeceremos.
La técnica Pomodoro permite organizar nuestro tiempo teniendo en
cuenta el funcionamiento de nuestro cerebro, con sus picos y sus
valles. De esta forma, estructuramos el tiempo de estudio en periodos
cortos pero de alta intensidad, seguidos de descansos
pequeños, que permitirán que el estudio sea más llevadero.
Para
poder aplicarla, es
fundamental desconectar del entorno,
evitando las distracciones (teléfono, música con letra, tareas del
hogar, conversaciones con la familia o compañeros de piso,etc). El
éxito de la técnica está basado en la intensidad del tiempo
dedicado.
El
siguiente paso a seguir es el de crear
una lista de tareas
a realizar durante el tiempo de estudio. Es importante ordenarlas en
función de su prioridad.
A
continuación, te hará falta un cronómetro,
él cual lo programarás en periodos
de 25 minutos,
en los que te emplearás al máximo en tu tarea,
pudiendo descansar 5 minutos al
acabar. A este periodo de 25 minutos se le llama Pomodoro.
Cuando
lleves 4
pomodoros,
podrás descansar media hora,
con el fin de despejar tu mente, desconectando
totalmente
del estudio. Puedes hacer ejercicio, llamar a un amigo, hacer cosas
de casa, mirar los mensajes del móvil, escuchar música, etc.
La
técnica Pomodoro es ideal para el estudio de materias densas, que
requieren mucha memorización. No
es recomendable para las actividades creativas (trabajos,
redacciones, tormentas de ideas, diseños, etc. Esto tiene más que
ver con la inspiración, que va reñida con el tiempo.
Existen
diversas app web que te ayudarán a aplicarla: Tomatoes,
Tomatoro, Tomato Timer.
Para
Mac e IOS, existen las Apps BeFocused,
Tomates, Forest.
Para
Android, puedes usar Forest,
Brain Focus, Focus Timer Reborn.
Google
Chrome tiene una extensión para: Forest,
Marinara y FocusMe.
Espero
que esta información te sea de utilidad. En el caso de que continúes
con dificultades para estudiar o se te presenten miedos que te
bloquean, puedes solicitar ayuda profesional. En ese caso, estaré a
tu disposición online hasta que acabe el periodo de alarma, y
posteriormente en mi consulta, sita en Avda Ronda las Murallas 17,
1º,1, Dénia.
María Palacios Sánchez
– Psicóloga –
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